Lo prometo (y no suelo hacerlo), no
pienso decir jamás aquello de ‘esto
no me lo pondría ni por todo el oro del mundo‘. Pues al final el
tiempo me acaba demostrando lo equivocada que estaba. Y es que eso fue lo que pensé la
primera vez que vi los botines de Balenciaga: me horrorizaron. Sin embargo,
después de meses estando viéndolos ahora pagaría oro por ponérmelos. Sí, lo sé, me dejo
influenciar y soy consciente de lo tremendos que son. Pero los veo puestos y me gusta el rollito que dan. Y ellas le saben
sacar mucho partido.
Pantalones, faldas o vestidos. ¡Qué más da! Estos botines
consiguen dar un rollito trash al look másladylike.
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